Si pudiera volver a alguna época de mi vida, sin duda sería en la cual apenas rondaba por los 11-12 años. Esa época en la que no importaban tanto las responsabilidades o el que dirán, en aquellos años, mi única prioridad era tener muchos amigos e ir a misa a las 6:00 de la tarde.
Mis preocupaciones eran tan pequeñas y el tiempo pasaba tan rápido.
Las horas de camino vuelta a la ciudad eran tan desesperantes...y cuándo por fin volvía a aquél pueblito mi primera opción sin duda era mirar las estrellas.
Aquellas que no son posibles de observar en una ciudad tan grande como en la que vivo, donde todo es tan rutinario e igual. Allá era diferente. De todas las maneras posibles.
Recuerdo que siempre preguntaba cuándo volveríamos.
Me había enamorado...
Poder recostarme sobre el pasto, esos atardeceran tan anaranjados, la brisa del viento...el ruido de las cascadas al caer.. las luciérnagas que iluminaban las noches...la lluvia...el amanecer.
Siempre me sentí dentro de un sueño estando allí.
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